Buenos días queridos alumnos y alumnas, tomen asiento. Os
voy a contar una historia de un mundo muy lejano, nunca había oído hablar de
él, pero vuestro compañero Goron me comentó que había un lugar donde se podían
impartir las clases de una manera totalmente distinta a la nuestra, lo que me
llamó bastante la atención, así que decidí comprobarlo por mi mismo.

Me puse mi mejor traje,
caminando erguido por la facultad entre seres más grandes que yo, todo
diferentes; altos, bajos, morenos, rubios, delgados… y de pronto un ruido me
sobresalto, intente guardar la compostura y que nadie me mirase de forma
extraña, di unos pocos pasos más y abrí una puerta de color verde, esos seres
estaban mirand
o un pantalla en la pared embobados y apuntando cosas, yo también
quería ver, con sigilo me acerque y en la pared había una pantalla donde se
veían seres como ellos supuestamente en una asamblea, en ella todos estaban en círculo tratando un tema al que a todos
les interesaba, para después obtener
conclusiones sobre ello.

No
pude contener mi instinto de profesor, yo también quise participar en esas
conclusiones, me acerque a uno de los grupos compuesto por tres seres, me
ruborice al ver lo guapas que eran, pero como soy tan elocuente y tengo un gran
don de palabra enseguida me incorpore al grupo, mi vocecilla era más aguda que
las de esos seres y se extrañaron cuando me escucharon hablar “Soy Dobby,
profesor del colegio Hogwarts de magia y hechicería, me gustaría aprender
distintos métodos para amenizar mi clase, porque mis alumnos se quedan dormidos
y como soy el único docente que no tiene magia me toman el pelo, lo que daría
yo por una barita mágica…
No me enteraba de nada de lo que estos seres decían, porque
la clase hacía mucho ruido y mis oídos de elfo iban a ¡¡¡explotar!!! De pronto un ser se levantó y gritó, mandando
a callar y el docente dijo si, si ya me callo. Me llamó mucho la atención
porque el profesor actuó como un alumno, ¡esto nunca había pasado en Hogwarts!

El tiempo de mi visita se iba agotando porque ahora me tocaba a mi ser el profesor e
impartir esta clase , me despedí con abundante tristeza y con la ilusión de
volver algún día y aprender nuevas formas de dar clase. Me quedé con las ganas
de hablar con el docente y que juntos compartiéramos experiencias de nuestra
profesión en mundos diferentes.
Os prometo que a partir de ahora nuestras clases serán más
dinámicas porque aunque yo no pueda usar la magia seré el mejor profesor que
hayáis tenido, gracias a las nuevas técnicas aprendidas en el mundo de los
humanos.
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