viernes, 29 de mayo de 2015

¡Que me ahogo!

Hola, me llamo Tulipán y soy una margarita, sí, mi madre y mi padre no estuvieron muy acertados con mi nombre. Mi residencia se encuentra en el quinto árbol del jardín de la Universidad de Ciencias de la Educación, ¡Estáis invitados a mi casa cuando queráis!

Se que os estaréis preguntando qué hace una flor tan bonita como yo por unos lares tan feos como estos, la respuesta a eso es muy sencilla: ¡Ya no aguanto más! ¡Todos los días ponen los aspersores en el jardín y acabo encharcada junto con los alumnos y alumnas de la UCA! Además los aspersores a veces no tienen sentido, riegan el camino de cemento. Así, que esta mañana decidí ir a la universidad a poner una reclamación porque... ¡esto no puede seguir así!

La verdad es que cuando entré estaba un poco desorientada, no había musgo para saber dónde estaba el norte ni tampoco podía pararme a preguntar ya que, todo el mundo intentaba pisarme. ¡De repente un hombre empezó a perseguirme! Así que, corrí y corrí lo más rápido que pude hasta entrar en una habitación abierta. Nada más entrar en esta, las puertas se cerraron y la habitación empezó a subir. ¡Creí que ese era mi fin! ¡Hasta la sabia bruta y elaborada se me fueron a las raíces! Cuando estaba a punto de desmayarme, las puertas se volvieron a abrir y llegué a una planta donde las paredes eran azules y blancas.

Entonces , pasó un humano que me llamó mucho la atención… ¡Era igualito a mi padre y además olía igual que él! ¡Era un papahumano! ¡quizás el podría ayudarme con mi problema! Lo seguí, y entramos en una clase donde había muchos humanos/as que parecían más pequeños/as que el.
Mi papahumano, estaba delante de todos esos humanos ¡Parecía que era el profesor! Empezó a poner en la pared unas imágenes y estaban muy concentrados y atentos. En mi mundo, las flores no hacen estas cosas, solo hacemos la fotosíntesis y jugamos con las demás flores e insectos. Bueno, bueno que me voy del tema, cuando mi papahumano terminó de explicar las imágenes que puso en la pared, que parece ser que era un trabajo que tenían que hacer los humanos pequeñitos, estos se reunieron en pequeños grupos, y, al mismo tiempo, papahumano iba de grupo en grupo con unos papeles a los que les ponían un número... y algunos de estos seres se ponían muy felices con ese número ¡Qué raro es el mundo humano!

Como no entendía nada, me acerqué a un grupito para ver que eran esos papeles, parece ser, que era un trabajo que habían hecho hace unas semanas. Al grupo que me acerqué estaba muy contento, ¡me recordaron a mi cuando llega el verano y puedo estirar mis hojitas al sol!



Por lo visto, esa alegría era causada porque habían tenido una buena puntuación en un trabajo, aunque no pude enterarme muy bien, porque había mucho ruido en la clase ¡Me dolían hasta los pistilos! Sin embargo, la gente hablaba porque tenían que compartir opiniones de sus trabajos, ¡Son como los pajaritos!

Bueno, como vi que ahí no podía conseguir mi cometido, decidí seguir buscando!, así que... ¡deseadme suerte!

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